ELOY TIZÓN: «NO ESCRIBO PARA DESCUBRIR QUIÉN ASESINÓ A LA DUQUESA»

On 12 noviembre, 2013 by Redacción Creatividad Literaria

Eloy Tizón  responde a las preguntas de Creatividad Literaria poco después de publicar Técnicas de iluminación (Editorial Páginas de Espuma), libro de relatos técnicas de iluminacióncon el que el autor madrileño está cosechando muy buenas críticas. Su nombre ya destacaba en el género por otros dos títulos: Parpadeos (2006) y Velocidad de los jardines (1992). También ha escrito novela: La voz cantante (2004), Labia (2001) y Seda salvaje (1995), con la que fue finalista del premio Herralde.

Hablando de críticas, aunque quienes las firman le posicionen como uno de los autores nacionales importantes de relato breve, él hará un poco de oídos sordos y seguirá con su método de «trabajo, trabajo y trabajo», porque sabe y confiesa que «el ego atrofia y envejece al escritor más que ninguna otra droga». En su trabajo, trabajo y trabajo, mientras tanto, busca «afinar cada vez más», «eliminar lo superfluo y las florituras e ir más a lo esencial». ¿Y qué es lo esencial?, dice que él no escribe para «descubrir quién mató a la duquesa». Otra pregunta más: ¿Qué es entonces lo importante?

Además de descubrir las motivaciones de sus libros y su personal y libre manera de contar las historias os animo a que leáis sus reflexiones, porque, a buen escritor hay que sumar que, (se dice, se comenta, se rumorea), es un gran profesor de narrativa, y durante la entrevista comparte más de un consejo a aprendices.

***Que lo disfrutéis:

¿Qué importancia le da a la historia en un relato corto? Leyendo Técnicas de iluminación a veces percibo que lo que cuenta son los ambientes y las sensaciones más que lo que sucede.

     Le doy una importancia relativa. Como resulta evidente, el argumento no es lo que más peso tiene en mis historias. En este libro hay algunos relatos más narrativos y otros menos, o muy poco, en los que domina la sensación atmosférica y el aspecto digamos musical de la prosa. Para escribir necesito un cierto hilo argumental, pero no me importa que sea un hilo muy delgado, casi invisible. No es lo primordial para mí. No escribo para descubir quién asesinó a la duquesa ni para resolver ningún enigma de tipo policiaco; eso me parecería banal. Lo que me interesa no es aclarar el misterio, sino mantenerlo vivo, acrecentarlo a través de distintas voces.

¿Trabaja con el lenguaje como un artesano o le sale fluido? Diría que lo primero, pero tal vez me equivoco. Y si no es como un artesano, ¿hay otro oficio mejor para el símil?seda salvaje

     No, no se equivoca. En mi trabajo hay más de artesanía que de improvisación. Si tuviera que establecer un porcentaje (lo que no deja de resultar absurdo, pero por eso mismo lo hago), obtendríamos aproximadamente un 80% de oficio y un 20% de viscelaridad e intuición. Esa sería la proporción, más o menos.

¿Cómo ha trabajado su estilo personal? ¿Siempre ha sido libre de escribir como ha querido o se ha ido despojando de lastres? ¿O ha ido ganando confianza? Cuente por favor un poco su evolución como escritor.

     He escrito los libros que he querido, sin presiones externas ni imposición alguna por parte de nadie. Mejores o peores, acertados o erróneos, pero todos ellos son hijos de decisiones libres que he ido tomando. Por otro lado, como es lógico, cuando llevas bastantes años metido en esto, hay una evolución natural, porque tu vida cambia, vives experiencias buenas y malas, tus circunstancias se modifican, tú eres otro, y todo eso te va modelando como escritor y persona. No veo un corte drástico entre mis libros, no creo que lo haya (yo los veo como un proyecto bastante unitario), pero sí una transformación y un crecimiento orgánicos, que tiene que ver con eliminar lo superfluo y las florituras e ir más a lo esencial; afinar cada vez más. Ganar hondura.

También imparte talleres de escritura. ¿Cuál es su metodología y qué le gustaría que aprendieran sus alumnos?

     Resulta complicado sintetizar tantas horas de enseñanza en unas pocas frases. Resumiendo mucho, diré que evito dar recetas, o trucos, sobre cómo hay que escribir, porque eso me parecería un fraude. No deseo que los alumnos me imiten; ni a mí ni a ningún otro. Tienen que ser ellos mismos tanto como puedan. Para ello, lo que hago es animarlos a que sean valientes y exploren, que prueben cosas distintas, que se atrevan a equivocarse. Lo que busco no es tanto la perfección del resultado sino estimular su actitud de inquietud y búsqueda. Y a partir de ahí, ellos solos tienen que ir decantando sus sensibilidades hasta encontrar su propia mirada y su propia voz, que es lo más complicado del proceso y que suele llevar bastante tiempo. Toda la vida, en realidad.

¿Tacha mucho? Y lo que se tacha, ¿es posible recuperarlo para futuras historias? ¿Es factible el collage literario?

     Tacho mucho, sí. Y normalmente no reutilizo nada de lo tachado. Se muere y desaparece. Si lo he descartado, por algo será.

¿Se plantea una relación entre los relatos que componen un libro mientras lo escribe?Anag_VELOCIDAD.qxd.ps

     Hasta ahora, nunca me lo he planteado a priori. Nunca he pensado de manera fría y racional, antes de sentarme ante el escritorio: «Voy a escribir un libro de relatos en bloque sobre tal o cual asunto». Encuentro que es un punto de partida demasiado ortopédico y casi diría falso. Lo que sí me suele suceder es que, durante el proceso de escritura, cuando ya tengo unos cuantos relatos escritos, o al menos esbozados, entiendo qué relación orgánica puede haber entre ellos. Suele ser un vínculo sutil, nada demasiado forzado ni obvio. Los relatos mismos me indican cuál es el mejor camino. No me queda más remedio que hacerles caso. Mis libros, por regla general, suelen ser más listos que yo.

Ahora que le han dado el Nobel a Munro, ¿se siente más respetado en España como cuentista?

     Pues no, no creo que haya la menor conexión entre ambos hechos, la verdad. Quedan demasiado alejados. El reconocimiento a Munro me ha alegrado, como amante de la literatura y especialmente de la narrativa breve, pero no creo que eso afecte lo más mínimo a mi posición en España ni a la de ningún otro autor que yo conozca, ni para bien ni para mal.

¿De qué alimenta su inspiración y creatividad?

     De todo lo que puedo: libros, películas, teatro, música, cómics, series televisivas, viajes, amores y desamores, paseos por el parque, lectura del periódico, observaciones diarias, conversaciones con amigos, ensoñaciones… Un escritor debe vivir con las antenas desplegadas. Receptivo y abierto al mundo, dispuesto a dejarse herir por todo lo que ocurre.

 Tanto elogio… ¿acartona la mano a la hora de escribir?

     Confío en que no, aunque cualquiera sabe. Es cierto que con Técnicas de iluminación las reacciones están siendo muy entusiastas; mucho mejor de lo que esperaba. Lo agradezco, claro está, aunque espero que todo ese alcohol no se me suba a la cabeza, ojalá que no. Eso sería muy malo, porque el ego atrofia y envejece al escritor más que ninguna otra droga. Hay que saber digerir las críticas, tanto las buenas como las malas, aunque a veces las buenas pueden llegar a ser las más perjudiciales.

¿Cómo es su escenario y su rutina de trabajo?

     Muy austero. Una silla cómoda, una mesa de madera, un ordenador, una habitación tranquila, sin lujos, no demasiado grande, con luz natural (eso sí es importante), en la que puedo encerrarme al menos un par de horas al día, preferiblemente por las mañanas, a garabatear mis cosas, en la confianza de que tendré silencio y pocas interrupciones. Si el teléfono no suena, muchísimo mejor.

¿Cómo se consigue que la idea que provoca ponerse a escribir se mantenga viva durante la escritura de una novela?labia

     No siempre resulta fácil. A veces se pierde el hilo y recuperarlo es complicado. Hace falta re-enamorarse otra vez del material, revivir el entusiasmo y la energía con que nos atrapó la primera idea. La relación con la escritura es una relación viva, cambiante, con sus momentos de euforia y de decepción. Parecido a lo que ocurre en una relación de pareja.

¿Cuáles son sus fases cuando escribe novela y cuáles cuando escribe relato?

     No establezco una gran diferencia entre ambas: trabajo, trabajo y más trabajo.

Se dice que el de escritor es un oficio solitario. ¿Comenta alguna vez con otras personas la evolución de su trabajo, sus dudas? ¿Pide consejo a otros escritores o es algo tabú en literatura?

     Mientras estoy metido de lleno en la faena, prefiero no comentar absolutamente nada con nadie. Cuanto menos diga, mejor. Una vez que doy por finalizada la primera versión, entonces sí. Es el momento de enfrentarse a la mirada del otro. En Técnicas de iluminación, he tenido la suerte de contar con los mejores primeros lectores que puedo imaginar, grandes amigos y a la vez soberbios escritores: Andrés Neuman, Ángel Zapata e Inés Mendoza. Gracias a sus consejos y aportaciones, el libro es mejor de lo que sería sin ellos, y por eso todos tienen su correspondiente dedicatoria. Es mi manera de agradecer su generosidad y de hacer que estén en el libro, que formen parte de él como la forman de mí.

¿Cuáles son los buenos momentos y los malos del oficio de escritor?lavozcantante

     Los mejores momentos, sin duda, son cuando el trabajo avanza con fluidez durante días o incluso semanas, el texto va tomando cuerpo y tú te sientes satisfecho del resultado (aunque luego lo corregirás veinte veces, como debe ser). Los malos momentos tienen que ver con la falta de confianza hacia uno mismo, la inseguridad y la baja autoestima. Esos son días feos.

¿Hay historias, personajes, etc., que tenga en la cabeza y que no sea capaz de plasmar en palabras?

     Sí, claro. Los relacionados con hechos reales. Los que tocan aspectos demasiado íntimos de mi biografía o afectan a personas muy cercanas. Suelo partir de situaciones autobiográficas, pero luego las deformo, las mezclo con invenciones y sueños y las encauzo hacia otro terreno. Cuando no consigo que despeguen del suelo y se mantienen demasiado literales, demasiado crudas, tarde o temprano aparecen los problemas.

Pregunta típica. ¿Qué hace con los bloqueos?

     Tener paciencia. Tratar de no angustiarme (no siempre lo consigo). Ser consciente de que no se puede estar escribiendo todo el tiempo, hay rachas productivas y rachas de barbecho, tiene que haberlas, es bueno que las haya. Son necesarias para recargar las pilas y a la larga resultan beneficiosas. Leo más. Veo más cine. Paseo más. Hablo más con los amigos. Disfruto de las sobremesas.

     Para todo aquel que esté bloqueado, recomiendo la lectura del libro de Victoria Nelson, Sobre el bloqueo del escritor (Península), en el que ella da una visión positiva del bloqueo, llegando incluso a considerarlo una bendición para el creador. Aparte de esto, es uno de los textos más sensatos que he leído en mi vida acerca del funcionamiento de la creatividad y eso que se llama «vida de escritor». Lo recomiendo mucho.

¿Cómo es su juego con la escritura?Parpadeos

     ¿Juego? ¿Por qué juego? Yo no estoy jugando a nada. No creo que la literatura sea un juego. O mejor dicho: yo admito que la literatura es un juego, siempre y cuando usted admita que la ruleta rusa también lo es. ¿Qué le parece? ¿Jugamos?

¿Alguna vez ha tenido miedo de lo que se le pasa por la cabeza?

     Tanto como miedo, no. Eso sería demasiado fuerte. Cuando se me ocurre alguna idea descabellada, pienso que es muy posible que al resto de la humanidad también se le haya pasado por la cabeza alguna barbaridad semejante, y que estaría bien reconocerlo en voz alta, compartirlo con los demás, para que comprendamos que no somos tan distintos unos de otros. Eso ayuda a sentirse menos solos. No me considero diferente a los demás. En cierto nivel, todos somos igual de raros.

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