PABLO RIVERO: «UN BUEN ESCRITOR ES CONSCIENTE DE CUÁNDO LO ESTÁ HACIENDO BIEN Y CUÁNDO NO»

On 28 enero, 2014 by Redacción Creatividad Literaria

Pablo Rivero, escritor no reconocido por él mismo, maestro de profesión, músico y letrista de Los Guajes, ya tiene lista su tercera novela. Han pasado unos años desde  Últimos ejemplares, (Trea, 2006) pero, nos cuenta, que cuando se pone a escribir, normalmente en un estado de indignación, no lo deja: no valgo para abandonar.

No adelantaremos título ni nombres propios, pero sí que se avecina guerra editorial por ver quién publica a uno de los autores nacionales con un debut más sonado de los últimos tiempos: La balada del pitbull (Trea, 2002). Aquel libro gamberro, ágil y mordaz es una referencia, por cierto, para más de un «santo» de la nueva literatura en castellano. Mientras tanto, él esquiva la pregunta de lista de recomendaciones literarias y sugiere escuchar esas miles de historias que hay a nuestro alrededor, a esas personas que nos pueden aportar material interesante.

Y como estas entrevistas no van de la gloria sino del oficio, cuéntanos Pablo ¿y tú cómo lo haces?

* Cafés y galletitas en El Café de Gregorio (Gijón), curiosamente en la misma mesa en la que un mes antes charlamos con un buen amigo de Pablo Rivero, su admirado Miguel Mingotes.

** ¿Música de fondo mientras leéis? La pone el autor con su grupo Los Guajes, letras totalmente diferentes a lo que escribo normalmente: frívolas, humorísticas y sin ningun tipo de profundidad.

 

¿Escribías de niño?la_balada_del_pitbull

            No. Empecé pronto a escribir, pero no era un niño que soñara con ser escritor. Sí que me gustaban las redacciones de lengua del cole, pero fuera de eso, nada especial.

¿Cómo progresó tu gusto por la escritura?

            Haciendo un ejercicio de memoria, creo que la primera vez que escribí algo fue porque me castigó mi madre en la habitación, sin juguetes ni nada, y aquel estado de rabia lo canalicé agarrando un bolígrafo y escribiéndolo. Yo creo que esa experiencia tuvo algo de exorcizante, por llamarlo de alguna manera, y a partir de ahí cogí el gusto de ir anotando reflexiones y adoptando cierto hábito de escritura.

¿Y cómo llega la primera novela?

            Fui acumulando material. Cada vez escribía más y fui consciente de que quizá podía intentar una novela. Vas haciendo pruebas. La primera novela que escribí se llamaba ‘Luz de octubre’. Yo soy muy autocrítico y vi que aquello no cuajaba por ninguna parte, pero como ejercicio sirvió. Luego fui afinando y afinando y creo que conseguí mi estilo, estar cómodo y trazar unos personajes. Entonces vi que tenía posibilidades de hacer una novela y fue el pitbull, ‘La balada del pitbull’.

La balada del pitbull tuvo bastante éxito y muy buenas críticas. Se podría decir que como primera novela  fue bastante sonada, ¿cómo te tomaste ese revuelo?

            La verdad es que empezó con muy buen pie. Un día decidí moverla y lo hice a modo personal, sin saber nada. Había una editorial aquí en Gijón que me gustaba lo que publicaba. Estaba en El Coto, muy cerca de mi casa. Piqué allí un día y dije —Hola, buenas, ¿aceptan originales?, y ahora no recuerdo quién fue, pero alguien me atendió y me dijo —Sí, sí, pero no te garantizamos que te vayamos a responder. Y dije que vale, que no había problema porque, con honestidad, fui sin ningún tipo de premisa ni ambición. Y al día siguiente me llamó Álvaro, el editor, y me dijo —Oye que me gusta esto, estamos interesados. Yo pensé que era una broma, sinceramente. A partir de ahí funcionó muy bien, no solo localmente, fuera también. Hay gente a que le gusta mucho. Pero bueno, soy una persona muy neutra. No tengo picos de euforia o tristeza, y con la literatura también.

Ahora preparas tu tercer libro y he leído que junto a los dos primeros conformará una especie de trilogía, ¿es así?

            ‘La balada del pitbull’ es muy agresiva, está escrita con un lenguaje muy directo y aborda una problemática social. Tras ella hubo un momento posterior de sosiego. Ya que me había ido bien, pensé, voy a ahondar en otro tipo de literatura. Entonces escribí ‘Últimos ejemplares’, que es una novela donde no hay una gran trama interior pero sí una riqueza de personajes grande. Fue una especie de recobrar gente que conocí en la infancia, testimonios importantes. Para mí la tradición oral es una fuente de riqueza. Por eso quien tenga la inquietud de escribir, le recomendaría que, antes casi de fijarse en escritores o tomar referencias, escuchara esas miles de historias que hay a nuestro alrededor, a esas personas que nos pueden aportar material interesante. ‘Ultimos ejemplares’ fue un poco eso. A mi me gusta mucho más que ‘La balada del pitbull’, sin embargo no tuvo ni la mitad de repercusión. Es una novela más larga, más elaborada.

¿Pero no tiene que ver con la primera?

            Tiene que ver con ‘La balada del pitbull’ en que el personaje central también es alguien que ha abandonado la adolescencia y se mete en la edad adulta. Es una constante en todo lo que escribo, porque ese paso es un puente lleno de vivencias y de experiencias, que son muy literables.ultimos_ejemplares

Y ahora estás con la tercera…

            También aborda ese tema, pero el protagonista es una persona que tiene ya cuarenta años. Es una mezcla de las dos. Ya tengo más claro lo que quiero escribir. Sería la idea de ‘La balada del pitbull’ bien llevada a cabo. Es decir, lo que yo quisiera que hubiera sido mi primera novela pero con unos años de retraso. Ya está terminada.

 ¿Te marcas tiempos?

           Tiempos no me marco, porque estando la vida como está…. Además, yo no me considero escritor. No vivo de la literatura. Un escritor es alguien que está dedicado en cuerpo y alma. Lamentablemente tengo que trabajar. Si esperase vivir de la literatura no podría posiblemente ni por mi calidad artística ni por la remuneración que tendría.

 

¿Cómo es en tu caso el proceso de escribir una novela?

            Todo parte de una idea por algo que veo y que me llame la atención, tanto porque me guste o porque no me guste. A partir de esa idea central voy construyendo lo que sería el cuerpo. Luego van los personajes. Con ellos no tengo problema. Soy muy observador y tengo cierta psicología para entender y manipular. Respecto a la trama, mis novelas no suelen tener una trama muy elaborada. Me gusta decir que son un poco impresionistas. Trazo pinceladas gruesas sobre ciertos aspectos que, miradas con una cierta distancia, pueden traer recuerdos o visiones de otras vidas o de tu propia vida. Casi siempre tienden al pesimismo porque soy una persona realista y pesimista incluso. Me motivan más la cara oculta y las historias de perdedores que el triunfo y felicidad.

¿Temes abandonar la novela en algún momento?

            No. Siempre que empiezo algo lo termino. No valgo para abandonar. No lo empiezo si no sé que lo voy a terminar.

¿Con qué dificultades te encuentras mientas escribes?

            Pues hay dificultades de tiempo por la vida que tenemos. A veces estás concentrado, en racha, pero tienes que abandonar por la familia o el trabajo. ¿Otras dificultades? No sé… acerca del miedo que tienes a que funcione, tal vez. Pero bueno, en mi caso, releo mucho lo que escribo y le doy vueltas hasta que suena bien en mi cabeza. Quizá miedo a no ser autocrítico. Un buen escritor creo que es consciente de cuándo lo está haciendo bien y cuándo no. Tampoco tengo grandes miedos, suelo estar bastante seguro de lo que quiero escribir y, sobre todo, de lo que quiero expresar.

¿Cómo afecta a tu vida personal el estar metido en una novela?

            Hay quien se metaboliza o se absorbe. Yo no, ni me pongo irascible ni eufórico.

¿Y qué satisfacciones, alegrías vives durante el proceso?

          Ver que vas formando una historia, que tienes la habilidad de escribir sentimientos a veces de una forma más o menos brillante. Y luego, que escribir es una actividad que yo considero artesanal. Estás haciendo algo bonito, como cuando compones una canción o un poema. Te sientes a gusto contigo mismo.

¿Con qué narrador estás más cómodo?

          En primera persona. Yo creo que hay dos literaturas: la vivencial, donde a mí me funciona mejor la primera persona, y una narrativa, más descriptiva, que la veo más acorde con la tercera persona; pero esto es una opinión personal mía.

¿En qué estado anímico te sientas a escribir?

          Con uno de indignación. Veo algo que me molesta y pienso «esto sería una historia para escribir». Juego mucho con el recurso de transformar algo feo, horrible, en algo medianamente aceptable. Tiene mucha fuerza.

¿Qué estilo de narración no te gusta?

            El del autor que se recrea en su conocimiento, en su cultura y te mete un pasaje de cinco páginas presumiendo. En fin, ese autor pagado de sí mismo, vamos. Creo detectarlo cuando hay mucha adjetivación o mucha comparación. No me suelen gustar ese tipo de escritores.

¿Qué recomiendas leer a alguien a quien le guste escribir?

            Si hablamos de escritores saldrían un montón de tópicos. Yo siempro digo que los mejores escritores son los que todavía no han publicado nada y sin embargo están llenos de libros. Todos tenemos un abuelo o un abuela que estuvo en la guerra o que hizo tal cosa, o un vecino que nos cuenta algo sorprendente. Para mi son las mejoras historias, pero claro, sería una tontería negar que hay grandísimos escritores.

¿Cuál es tu profesión y cómo te afecta?LOS GUAJES

            Soy maestro. Me hace ver la vida otra vez con los ojos de un niño. Tienen reflexiones que te devuelven a la realidad. Su imaginación está más desarrollada que la de un adulto, y me gusta potenciársela. Por ejemplo, soy de los que sigo mandando una redacción para el fin de semana. Hace poco el tema era «qué es lo mejor que te ha pasado en la vida». Bueno, pues el lunes, un crío que es brillante pero muy vaguete, va y dice que lo mejor que le ha pasado es ser asturiano. El tío intentó jugar con mis sentimientos con una frase muy potente y sabiendo que yo soy pro astur, además de asumir su vaguería. Me dejó tieso. Independientemente de esta anécdota, creo que podemos conseguir que los niños lleguen a la lectura fomentando que escriban historias entretenidas que les hagan gracia. Hacemos el camino inverso, y funciona.

¿Escuchas música mientras escribes?

            No, necesito casi silencio, pero, sin embargo, sí que alguna vez una canción o una música me ha inspirado un pasaje.

¿Y cómo son las letras para Los Guajes?

            Totalmente diferentes a lo que escribo normalmente: frívolas, humorísticas y sin ningun tipo de profundidad.

 

 

Comments are closed.